Es una parte imprescindible en el proceso de atención al colectivo de personas migrantes que se encuentran en una situación de riesgo de exclusión social de niveles entre moderado y grave.

El inicio del proceso que se lleva a cabo, consiste en una entrevista, donde se analiza exhaustivamente la situación de partida de la persona de forma integral, a modo de diagnóstico, contemplando todos sus ámbitos y las posibilidades de actuación en ellos.

En concreto, se valora su situación administrativa (situación regular o irregular y conocimiento de posibles cauces para su regulación), su situación social y familiar (disposición de redes de apoyo estables; conocimiento de los recursos que la comunidad y la Administración Pública ofrece ante distintas problemáticas o necesidades, etc), y su situación  académica (formación previa y estado de su titulación; conocimiento  del proceso de homologación y/o convalidación, interés en continuación de itinerarios académicos posteriores, etc).

De esta manera, tras recabar la máxima información posible, enmarcado en un clima cálido y de confianza, se establece un itinerario personalizado que servirá de guía para trazar el camino a seguir.

A partir de ahí, se realizan una serie de sesiones tanto individuales como grupales, en función de las necesidades que presenta la persona, tratando de darles una respuesta lo más concreta y eficaz posible.